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• Cuba

Fincas forestales integrales, para la recuperación ambiental de cuencas hidrográficas
¿Que problema soluciona?

Los recursos forestales y la población en Cuba han evolucionado de forma irregular, ya que desde 1812 hasta 1900 la cubierta forestal varió desde 89% hasta 54%, mientras que la población creció de 0,5 a 1 millón de habitantes. El desarrollo acelerado de la industria azucarera implicó la expoliación desmedida de la masa boscosa para abastecer las calderas de los ingenios y satisfacer necesidades básicas de alimentación y exigencias del desarrollo social de los asentamientos poblacionales.

Puede afirmarse que desde entonces se inició la ruptura acelerada del ciclo hidrológico en el escenario agrario cubano, así como del ciclo natural del uso de la tierra: bosque - agricultura - ganadería - bosque.

En tales condiciones, se desencadenaron progresivamente procesos degradativos en la cobertura edáfica, como resultado de que la reforestación apenas se realizó y la expansión de la frontera agrícola se desarrolló horizontalmente. Tampoco se siguieron criterios ecológicos para mantener la estructura y fertilidad de los suelos, base fundamental para la producción sostenida de productos forestales y agropecuarios.

Desde 1900 hasta 1959, esta situación sólo se agravó, por cuanto la cobertura boscosa se redujo hasta 14% y la población alcanzó los 6,9 millones de habitantes. En ese período, apenas se reforestaron 6 000 hectáreas, cantidad insuficiente para alcanzar un equilibrio dinámico permanente entre los componentes del escenario agrario: bosque – agricultura – ganadería.




En los últimos 44 años, en contraste con la situación anterior, se elevó el índice de boscosidad hasta 21,9%, mediante la reforestación de más de 440 000 hectáreas. No obstante, en el mismo período la población creció hasta más de 11 millones de habitantes. Para entonces ya se alcanzó una relación bosque/población de 0,22 hectáreas per capita. Actualmente esta es la cantidad de bosque relativa que existe por cada cubano, para recibir bienes y servicios de este importantísimo recurso natural.

Paralelamente a esta evolución de los recursos boscosos y de la población en tiempo y espacio, las áreas destinadas a la producción agrícola y ganadera, producto del mal manejo, han sido afectadas por procesos erosivos en un total de 4,9 millones de hectáreas. Las afectaciones principales son: problemas de compactación, (1,4), escasa retención de humedad (1,1), acidez y pedregosidad (1,4) y la salinidad y/o sodicidad (1).

Finalmente, los recursos hídricos que se encuentran asociados a los bosques a partir de su papel hidrorregulador, antierosivo e hidroprotector, también han evolucionado en el tiempo y espacio, al alterarse y reducirse la masa boscosa y al aumentar la capacidad de almacenamiento del escurrimiento superficial anual (más de 7 000 millones de metros cúbicos) en 241 grandes y costosas obras hidráulicas y en más de 750 micropresas.




Esta situación se torna requisito para continuar desarrollando de manera sostenible el movimiento de Fincas Forestales Integrales, a fin de revertir los problemas de degradación de los suelos, aumentar el índice de boscosidad y alargar el período de vida útil de las obras hidráulicas. Toda el área de producción agrícola, ganadera y del patrimonio forestal se distribuye por las 632 cuencas hidrográficas del país, de tamaño mayor de 5 km2, a través de las cuales fluye anualmente el 80 % del escurrimiento fluvial, que ha sido evaluado en 27 700 millones de metros cúbicos.

En Cuba, el Ministerio de la Agricultura con sus instituciones: Grupo Empresarial de Agricultura de Montañas (GEAM) que rectorea el sistema de Empresas Forestales Integrales, el Instituto de Investigaciones Forestales (IIF) y el Servicio Estatal Forestal (SEF), han puesto en marcha 848 Fincas y proyectan 5.000 más en el mediano plazo. El IIF y su red de Estaciones Experimentales participan en este programa con la capacitación y asesoramiento del personal técnico de las Empresas Forestales y de los finqueros, a partir de los resultados de la investigación, expresados en forma de tecnologías.

El SEF aprueba las propuestas de proyectos de fincas, controla y certifica los logros y supervivencias de las plantaciones, así como la bonificación de todas las actividades silvícolas establecidas en la Ley Forestal. El Gobierno municipal participa también en este proceso, mediante una comisión de trabajo creada en cada Municipio del país, con el objetivo de controlar la reforestación, la protección de los bosques y del medio ambiente en general.

En términos financieros, en muchas Fincas creadas en terrenos con limitaciones productivas se han obtenidos resultados tangibles (productos directos del bosque), a partir del balance de Gastos e Ingresos, teniendo en cuenta las actividades de reforestación, certificación de plantaciones, bonificaciones, inversiones y otras. Se han producido ganancias netas a los finqueros de 71.133 USD, luego de 6 años de puesta en práctica de esta nueva forma de organización.

El desarrollo forestal se ha beneficiado técnicamente de forma sustancial, al tener por este medio la posibilidad de introducir las tecnologías generadas por la investigación, tanto a escala nacional como internacional. También se ha facilitado la capacitación del personal técnico y de los finqueros, para que adquieran una preparación relativa a la disciplina tecnológica en el proceso de su gestión productiva. Cualitativamente, la gestión ambiental se ha beneficiado al aumentarse el número de especies forestales en los terrenos otrora deforestados. Se ha alcanzado igualmente de forma rápida la reforestación de márgenes de ríos y embalses importantes, para proteger la calidad de las aguas. Esto repercute favorablemente además en el aumento del potencial de abrigo y refugio de la fauna silvestre.




El movimiento de Fincas Forestales Integrales, creando condiciones de vida que influyen en el bienestar de la familia, ha motivado en los finqueros un amplio sentido de pertenencia social, que se refleja no solamente en los aspectos productivos, sino también en el cuidado y protección de la masa boscosa contra el peligro de incendios provocados por el hombre, la tala furtiva y la incidencia de plagas y enfermedades. Ello contribuye también al arraigo de la población rural en el campo y minimiza el éxodo hacia las urbes, si se garantizan tanto el empleo como el acceso a los servicios sociales básicos, aumentando la calidad de vida de la población en el entorno de las Fincas.

Los resultados de esta novedosa forma de producción y protección forestal aunque incipientes, se han debatido en diversos eventos nacionales y extranjeros, mediante ponencias y conferencias, lo que ha permitido su validación y ha estimulado a las diversas autoridades a continuar aplicando esta innovación en todas las empresas forestales del país.