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La ingeniería naturalística
¿Qué problema permite resolver?
La aplicación de la ingeniería naturalística constituye con frecuencia un redescubrimiento y una reinterpretación en clave actual de métodos tradicionales.
Técnicas operativas que hacen uso de materiales vivos para la adecuación de desequilibrios sobre vertientes y cursos de agua, tienen de hecho un origen remoto y han tenido una particular importancia en las antiguas civilizaciones rurales, sobretodo en zonas de montaña. Estas técnicas se han difundido mucho justamente por la eficacia demostrada empíricamente de las plantas para resolver los problemas de desequilibrio y la abundancia de los materiales necesarios (plantas, madera y piedra) en el ambiente rural.
En el curso del siglo XIX, en el área alpina, algunos métodos de ingeniería naturalística son descritos en documentos y manuales técnicos. Fueron las experiencias de bonificación montuna dirigidas por las administraciones forestales de la zona alpina alemana, a partir de los inicios de 1900, las que consolidaron el uso de técnicas de ingeniería naturalística. En Italia las normas emitidas por el Ministerio de Obras Públicas (1912) en materia de redacción de los proyectos de adecuación hidráulica y forestal de las cuencas de montaña, prevén la utilización en las obras de plantas y de materiales naturales que puedan obtenerse localmente.
La ingeniería naturalística, que nació en el campo forestal, ha ido ampliando sucesivamente sus propios campos de intervención desde la defensa del suelo de montaña, a la recuperación de minas, basureros, áreas degradadas en general y a la inserción de las infraestructuras en el paisaje.
Las intervenciones de ingeniería naturalística desarrollan también una función importante para la reducción de la vulnerabilidad de los territorios expuestos a eventos desastrosos recurrentes. Las noticias actuales reportan cada vez con más frecuencia episodios desastrosos relacionados con el desequilibrio hidrogeológico “global”, que caracteriza a varias regiones del planeta. Basta recordar al huracán Mitch que golpeó de forma particular a Nicaragua en 1998, los aluviones que anualmente se presentan en India, Nepal y Bangladesh, la devastante inundación del verano del 2002 que golpeó los estados atravesados por el Danubio, en Europa. El año de 1998 fue el peor jamás registrado en lo que se refiere a catástrofes naturales causadas por el clima. Inundaciones y tormentas causaron la muerte de decenas de miles de personas y desplazaron millones de familias. Si se incluyen las víctimas causadas por terremotos, cerca de 50.000 vidas se perdieron debido a desastres naturales (Kofi Annan, “Enfrentando el reto humanitario: Hacia una cultura de prevención”, 1999).
Estos eventos catastróficos, difundidos en todo el planeta, generan efectos negativos importantes sobre las condiciones de vida de las poblaciones afectadas, y sobretodo sobre las poblaciones de los países más pobres. Las intervenciones de ingeniería naturalística pueden por lo tanto tener un gran impacto sobre la reducción de la vulnerabilidad de los territorios y prevenir los efectos desastrosos de las calamidades naturales.
Las intervenciones de ingeniería naturalística se incluyen en las estrategias de desarrollo sostenible porque no sólo se adaptan a las funciones particulares para las cuales son utilizadas (manejo de cuencas desde una óptica de prevención y de emergencia, recuperación del hábitat, etc.) sino que además resultan económicamente convenientes y bien aceptadas socialmente.
Las características que hacen este tipo de intervención particularmente adecuadas son las siguientes:
• Costos reducidos en comparación con las obras tradicionales, como muros en hormigón o gaviones;
• Uso relevante de mano de obra local, que constituye el punto principal de gasto con los consecuentes beneficios económicos para la población interesada;
• Preferencia por la utilización de materiales de origen natural y que se consiguen a nivel local que limitan los costos, dan impulso a la economía local y aseguran una inserción paisajística perfecta;
• Participación de los profesionales.
Estas intervenciones, previendo un uso prolongado de mano de obra, pueden resultar costosas desde el punto de vista económico en los contextos donde el costo de la misma es elevado. En dichos contextos las intervenciones de ingeniería naturalística se prefieren a otro tipo de obras sobretodo por su capacidad de renaturalización. Por el contrario, en los países donde la mano de obra tiene un costo menor, estas soluciones no sólo ofrecen todas las ventajas ecológicas ya descritas, sino también un ahorro relevante de fondos.
Las intervenciones de ingeniería naturalística tienen la función primaria de asegurar y recuperar ambientalmente vertientes y orillas erosionadas. Pero tienen también un importante valor agregado, representado por el elevado valor paisajístico y de respeto por los ecosistemas. La línea guía de base de un proyectista de obras de ingeniería naturalística es de hecho la de realizar intervenciones que deben tender a ser “invisibles”. Después de un primer período de adaptación, las plantas utilizadas para la consolidación, rigurosamente autóctonas y preferiblemente obtenidas localmente, deberán fundirse con el paisaje circunstante de forma que la intervención del hombre no sea reconocible. Por tal motivo, las técnicas de ingeniería naturalística son las más adecuadas para ser utilizadas en contextos de alto valor ambiental, como Parques Nacionales y Áreas Protegidas.